jueves, 26 de mayo de 2011

¿Por qué un tabaco es más placentero que un hombre?

Te lo respondo de una forma sencilla, porque él no espera nada de ti, no necesita escuchar que mas que necesitarlo lo deseas, no pide que tus labios digan esas dos palabras que tanto nos cuestan.

Él solo se permite consumirse en mis labios como si fueran lo único real, y a la vez mágico que existe.

Él se va por momentos y luego solo hace falta un poco de fuego para que su placer vuelva a mí con más fuerza, cada vez se consume más lento en mi boca e inunda mi ser de su aroma. Me hace creer que nunca se acabara que puedo tomarme el tiempo que desee para tomar lo que me ofrece, su esencia misma.

Es mejor que tu porque no me teme, no tiene miedo a quemarse, consumirse un poco, apagarse y de nuevo volver a mi, no me teme porque sabe que también le entrego una parte de mi vida que al igual que él me consumo yo en su esencia, él en mis labios.

Es mejor que tu porque no pregunta si mañana volveré, porque no desea clasificarme entre el bien o el mal, a pesar de que represento el fin de su existencia y a la vez la realización de todo para lo cual existe.

Es mejor que tu porque no mide cuanto arriesga al ver mis labios y desearlos, no mide cuanto puede perder si se mete entre mi alma y llena mi sangre de su locura, de su paz, de ese humo que se dispersa en el aire y a la vez se arraiga en mi.

Es mejor que tu porque sigue entregándome todo de si aunque al fumarlo estoy pensando en ti.

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