viernes, 3 de septiembre de 2010

Te extraño pero no te conocí

Una noche sentada frente al computador a media noche pretendiendo hacer algo y buscando una excusa para seguir frente a esa pantalla, me di cuenta de que no tenía una razón para estar ahí, entonces busque de forma incansable una excusa para permanecer así toda la noche; finalmente, me di cuenta de que no existe tal cosa, no hay razón, no hay excusa, solo intento tener un momento de absoluta paz en medio del silencio, de la que dejó de ser la noche para convertirse en la madrugada.

Intento vivir un sueño en la realidad, tengo miedo de cerrar los ojos y perderlo todo, miedo de despertar una mañana siendo parte de un pueblo que muere de indiferencia, de soledad, de abandono; tengo miedo de despertar y sentir que en algún momento fuimos libres, que tuvimos paz, que conocíamos en la intimidad - el significado de esa palabra-, y que todo eso se ha empezado a borrar de mi memoria, que no me siento en casa aun cuando nunca he ido lejos de esta tierra. Tengo miedo de perder mi hogar y todo lo que representa, tengo miedo de perderte Colombia.


No conocí tus glorias ni tus momentos de paz y aun así te extraño más que a nadie, tu amor fue ingenuo y te convertiste en la amante de un impotente y mal agradecido, creíste en sus palabras vez tras vez y poco a poco consumió tu pasión, pero no logró doblegar tu espíritu y finalmente viste como te maltrataba; ya no le bastaba con arrebatarte tus riquezas debía someterte acabando con tu cuerpo, con tu deseo, tu pureza. Así te convertiste en una puta que insatisfecha tras cada encuentro permitió que la vendieran al mejor postor.

Aquellos que murieron defendiéndote hoy te reclaman que te levantes y les enseñes que ninguno te da la talla, ninguno te hace falta, muéstrales tu dignidad y el amor por tus hijos que aun están en pie pidiendo que alces tu voz y les digas: “cabrones yo sola me basto”. Devuélvenos la esperanza de conocer esa hermosa y grande patria de la que hablan los mayores

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